Probablemente el pacto con el
diablo más famoso es el protagonizado por el propio Fausto. El tema de los
pactos está presente en la historia de la cristiandad, desde mítico realizado por Teófilo de Adana hasta el controvertido y supuestamente realizado por Urbain Grandier en el famoso caso de posesión diabólica
en Loudun.
Existe
un día de prueba que se presenta como un aperitivo de lo que puede ser
conseguido. En todo caso no es más que algo perfectamente planificado para que
el firmante de su consentimiento al final del mismo.
El
tiempo pasa a ser un factor clave entonces. El reloj de arena simboliza el paso
del mismo. Como siempre el protagonista no es consciente del mismo hasta que ya
se ha acabado. El reloj de arena entonces traspasa su materialidad para
convertirse en un símbolo absoluto del todo o la nada.